Texto > Carlos Sánchez de Medina | Extraído de El Intercambiador Express nº1 | 2015
Imágenes cedidas > Isidro Ferrer
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Lo que traigo es, precisamente, un plato fuera de la carta de los diseñadores de créditos: Isidro Ferrer, un diseñador al que conocemos de sobra por sus cartelerías, ilustraciones, libros pero que se ha acercado puntualmente al cine con dos películas Fuera de Carta y Que se mueran los feos. Ambas comedias de Nacho G. Velilla; un clásico de las series con buen guión (Siete vidas y Aída).
Cabe destacar que el trabajo se apoya en la música de Juanjo Javierre y que el diseñador gozó de total libertad en el proceso creativo. Tanto este trabajo como el de Que se mueran los feos suponen un ejercicio brillante que, obviamente, demuestra que Isidro Ferrer ha indagado y profundizado en la materia. En especial en Fuera de carta se observan pinceladas de Saul Bass, de Binder e incluso de Atrápame si puedes (otra brillante producción de unos diseñadores no especializados en la producción de créditos).
Como conté en la primera parte, preparando mi asignatura escribí a Isidro para solicitarle que me enviase algo del material preparatorio de los créditos, para poder compartir con mis alumnos el proceso (tan necesario en el estudio y normalmente tan olvidado). En pocos días llegó a a mis manos un sobre lleno de bocetos, pruebas, plantillas…
Y el juego de palabras no puede venir más a pelo porque estamos en la segunda parte de «El nombre delante del título», donde expusimos una pequeña historia de los títulos de crédito repasando a las figuras más representativas (ya saben: Saul Bass, Maurice Binder, Pablo Ferro).
Material inédito que, con el permiso de su autor, podemos disfrutar por primera vez antes de ser presentado en el plató (continuando con la metáfora del film).
Navegar por una carpeta de proceso es un trabajo más que interesante como hemos podido ver, de una parte, cómo se resuelve técnicamente el trabajo de siluetas y texturas que tanto caracterizan a este proyecto. Además podemos ver, junto a los originales, los bocetos y estudios previos de las imágenes con sus correcciones y cambios. El trabajo es bastante sencillo (en el plano visual) y exige por ende un ejercicio de dibujo muy perfeccionado y depurado, como podemos observar en el proceso de las manos de los camareros o en el diseño de las jarras, jarrones, frascos.
El trabajo se apoya en la música de Juanjo Javierre y que el diseñador gozó de total libertad en el proceso creativo.
Entre los bocetos y los trabajos gusta ver las anotaciones y los gestos de Isidro sobre ideas definitivas y otras descartadas. Como dijimos en la primera parte del artículo, muy a menudo la relación entre cartelería y créditos es más que directa. Encontramos entre los trabajos que Isidro nos envió dos propuestas de cartel interesantísimas que debieron ser descartadas (o menos usadas). La línea gráfica en ambas es muy interesante, con un juego metafórico agudo y un tratamiento tipográfico comedido en beneficio de la ilustración (estilo habitual del autor). Probablemente el ejercicio propuesto no cubría las necesidades de promoción del film y se optó por una cartelería más comercial utilizando una fotografía de Javier Cámara como reclamo.
En el proceso, muy a menudo, nos dejamos ideas y pequeños juegos gráficos que quedan perdidos entre lo elegido o lo definitivo sin desarrollar o rescatar. En el trabajo de Isidro estos pequeños bocetos son numerosos y variadísimos. Me reservo alguno para futuras entradas sobre Isidro, pero no puedo evitar compartir (además de la imagen de presentación) los dos cocineros músicos y el pollo volador que quedan perdidos entre botellas, cuchillos y siluetas.
Y, por supuesto, para concluir se impone agradecer a Isidro la generosidad con que ha compartido su trabajo sin celo. Para los que empiezan poder ver en directo los procesos de alguien a quien admiran es maravilloso. Y para los que enseñamos diseño, una magnífica herramienta pedagógica.